Muchas veces los viajes comienzan cuando uno menos se lo espera. Era el 2019, y ese fue el año en que pude por primera vez tomarme unas vacaciones por 15 días consecutivos. Así que decidí hacerlo con todo! Me planeé dos semanas, dos destinos completamente diferentes.
La primera semana era Jujuy, la segunda semana Bariloche. Norte y sur. Desierto 🐪 y montaña 🏔 . Calor 🥵 y frío 🥶. Con recursos más, recursos menos, arranqué mi viaje. Como pude y con el conocimiento adquirido, llegué a un pueblito llamado Tilcara, centro de todos esos lugares hermosos a conocer. Y ese primer día, en el Farolito Hostel, sentí una energía como nunca antes: el recibimiento de la gente del hostel, la vibra del lugar, el paisaje, el clima, todo era grandioso! Era la primera vez que me hospedaba en habitación compartida. Allí conocí a una alemana que hacía su primer viaje a Suramérica antes de comenzar sus estudios universitarios, a una cordobesa que vino a correr en una maratón en las salinas grandes 🏃🏼♀️, a un polaco que aprendió a decir “un poquito” 🤏🏽 conmigo (a propósito de que yo le dijera que solo “un poquito” de wiskhy). Y muy especialmente conocí a un argentino, viajero y mochilero: me contó su idea. Había dejado su trabajo y su casa, para recorrer Argentina, Bolivia, Perú y Brasil. Con el aprendí que significaba ser voluntario (era voluntario en aquel entonces en el Farolito), como hacía dedo, sus sueños, sus miedos, sus momentos de alegría y de tristeza, sus inquietudes, lo que quería resolver. Yo solo lo escuchaba, quizás con un poco de admiración, quizás otro poco con intriga 🧐, pues muchas de sus historias las escuché, pero no las comprendí. Así pasaron los días, compartiendo experiencias, o más bien, yo aprendiendo de otros. Luego de una semana hermosa en Jujuy, tuve que partir a Bariloche, donde conocí hermosos lugares, montañas, comidas y personas. Pero mi mente seguía en Jujuy, en eso que aprendí, en aquellos que conocí. En eso que quedó resonando en mi corazón♥️ . Hasta que se fue apagando… apagando.
Volviendo al 2022, por esas fechas de mayo y junio, y luego de que le diera mil vueltas a mis pensamientos, los que describí en mi anterior post, vino el momento de plantearme ¿realmente voy a hacer un viaje?, y si es sí ¿a dónde voy a ir?, ¿a dónde quiero llegar?, ¿cuál es el propósito?, ¿me gusta realmente hacerlo?, ¿o solo estoy escapando?
Y en ese entonces, resurgieron mis recuerdos de Jujuy. Recordé ese viaje como si hubiese sido el mismo día. Por esos días fue cuando comprendí realmente a mi amigo argentino, desde el alma🤍. Porque pasé a estar en sus zapatos, a sentir las mismas dudas, las mismas inquietudes. A entender porque salió tan lejos a resolver algo que le resonaba en su corazón.
¿Cuánto puede influir en nosotros las acciones de otras personas? ¿Cuán inspiradoras pueden llegar a ser? Esa es mi reflexión de este post. Muchas veces no sabemos cuánto podemos repercutir en otros, así que siempre vayamos por la vida tratando de ser nuestra mejor versión. No sabemos cuándo le toquemos el alma a alguien.