Skip to content

Category: Sin categoría

Te amo Argentina

Amo Argentina porque me dió un hogar 🏠 . Porque me recibió con los brazos abiertos. Porque me preguntó, “Che, ¿querés un mate?” 🧉 . Porque me ofreció oportunidades donde mi país solo me ofreció pobreza y miseria 😢. Me dió la oportunidad de sacar a mi familia de mi país. Me dió un trabajo👩🏽‍💻. Me dió muchos de los amigos que por hoy tengo 🙆🏽‍♀️. Me dió 10kg de sobrepeso por culpa de sus fabulosas facturas 🥐. Me dió la oportunidad de vivir lo que no pude hacer en Venezuela. Me dió la alegría de ver la fascinación de los argentinos por un tequeño. Que disfruten de nuestra cultura y hasta la combinen con la suya, o les pregunto a mis compas venezolanos: ¿nunca un argentino les preguntó si le podía poner dulce de leche a una arepa🫓 ? 😂 Me dió montañas 🏔 , centollas y frío 🥶 en su Patagonia por el sur, hasta las humitas 🫔 , chacareras y desierto 🏜 por el norte.

Argentina siempre será mi hogar y donde volvería siempre. Volvería a la brújula que por mucho tiempo me guió: El Obelisco. Volvería a Palermo y sus calles de adoquines donde es imposible caminar en tacones 👠 . Volvería a los amigos que dejé. A los vinos 🍷 que compartí con ellos. Volvería a tomar cerveza 🍺 con frío, y alquilar una manta a cambio del DNI. Volvería a cenar tranquilamente a las 11 de la noche y hasta con postre para después tomarme un cafecito ☕️ “tranqui” a medianoche. Volvería para ver a los argentinos vivir con intensidad. Porque así son: viven con todo! 👯‍♀️💪🏽🤩

Es irónico como pasa el tiempo y entre más tiempo pasa, y más camino recorro, más la extraño. No les sorprenda si un día vuelvo a recargarme de esa energía de lo que es mi hogar. Como cuando vuelves a tu casa, y amas ver tu habitación, tu baño, tu calle, tu gente. Me alegro todos los días de que la vida me haya puesto en el camino ese país. Y si un día, cuando me canse de moverme, me quedo en un lugar que no sea Argentina, no lo olviden, no importa donde esté, estará siempre en mi corazón.

Te amo Argentina 🇦🇷♥️

¿Y tú? ¿Eres un extranjero viviendo en Argentina? ¿sientes lo mismo?. ¿O eres un argentino que no sabía cuánto queremos su país?. ¿O vives en otro país como extranjero? y si es así, ¿quieres tanto ese país que te recibió como yo a la Argentina?

Leave a Comment

Viajar para revivir la realidad de los venezolanos

20 de noviembre de 2022, estaba en mi primera prueba de viajar por largo tiempo. En ese momento me encontraba en Puerto Montt, Chile, en una terminal rumbo a la Isla de Chiloé. Había salido a las 6.30am solo con un café en la panza y tenía hambre. Así que busqué el patio de comidas.

Estaba leyendo los letreros y pensando en comer, hasta que se me acerca una chica que me dice “¿Almuercito mi amor? ¿Qué quieres comer mi vida? tengo comidita casera…” y enseguida yo esbocé una sonrisa, que en el fondo es mas bien un abrazo a mi compi venezolana.

¿Cómo no dejarme llevar por la comida casera de una restaurantito chileno pero con corazón venezolano? así que pedí mi comida y me dediqué a observarla, a mirar su espontaneidad con todos. Así como somos, amables y chacharacheros (habladores) atendiendo a todos por igual.

Vi con tristeza el desprecio, o si se quiere la indiferencia de quién no aprecia la atención, de quien ni siquiera la miró mientras ella le hablaba.

Y estoy muy segura que muchas noches ella ha llorado en su cama, el dolor de haber dejado su barrio, su casa, sus calles, su tierra. Ella seguro ha llorado el extrañar su salsa venezolana, que se sale desde la ventana de cualquier casa mientras vas pasando. O como hoy, que esta en su restaurantito modo nostalgia, escuchando vallenatos. Ella seguramente ha llorado estar lejos y extrañar su país.

Pero no todo son tristezas. La vi reirse, la vi bailar al ritmo de una salsa baúl, mientras esperaba otro cliente. Vi como venía otro compatriota a echarle los perros como diríamos nosotros: “mira vale tu no te acuerdas de mi?”, “vine el otro día pa’ca chama”, “yo si me acuerdo de ti vale”.

Y así terminó ese día en el que comenzaba a observar la realidad de los venezolanos en otras partes del mundo.

Creo que haber migrado hace unos cuantos años, me hizo ensimismarme y solo ver la realidad del país que residía (nuestra hermosa Argentina). Una realidad que es completamente distinta. Argentina siempre me ha hecho sentir en casa, y jamás he sido tratada de mala manera por ser venezolana. Y lo mismo veo en mis hermanos y en mis amigos.

Resulta que salí a conocerme “a mi misma” y terminé conociendo o “reconociendo” la realidad que ya sabía. Venezolanos, como decimos nosotros “echándole bolas” en cada rincón. En Santiago y en Viña, en todo mi recorrido por Argentina desde el centro hasta el norte, en Colombia y hasta en Bolivia. En cada rinconcito un venezolano allí está. Colocando su mejor sonrisa y energía, trabajando en lo que sea que hacen, todos los días saliendo adelante.

Es bien sabida la situación migratoria de Venezuela. Venezolanos por todo el mundo buscando un mejor porvenir. Se escucha en las noticias, en los radios, en los podcast, historias de venezolanos que la guerrean todos los días. Escuchas también las actualizaciones sobre las condiciones migratorias por ser venezolano. Como si tuviéramos una especie de peste, o un letrero en la frente que dice “venezolano”, y que eso fuera malo.

Sobre esto tengo mis reflexiones:

La fortaleza del venezolano

  • Qué gente guerrera que somos, todos estamos ahí cada día, resilientes, saliendo adelante. Le ponemos nuestra cara más feliz a la vida, cada día, a pesar de todo lo que hemos tenido que pasar.
  • En mayor o menor medida, todos pasamos por lo mismo. Tuvimos que dejar todo para hacer nuestro futuro en un país que no es el nuestro.
  • Que nos tocó desarraigarnos por culpa de un gobierno, por culpa de las malas decisiones y por la cobardía de nuestros antecesores, porque en definitiva y hablo por mí, la mayor parte de mi vida yo no la decidí (era muy chica para eso). Me tocó vivir las decisiones de otros.
  • Que en ese país donde residimos hicimos vida. Amigos y compañeros. Nos readaptamos. Y eso hizo parte de nuestro cambio.
  • Que si bien es cierto que en algunos países se vive la delincuencia de venezolanos que salieron a hacer mal en otros países, los buenos somos más. Gente que estudiamos en nuestro país y que actualmente ofrecemos nuestro conocimiento, profesión y experiencia al servicio del país donde migramos. Y los que no pudieron estudiar porque salieron muy jóvenes, o porque no pudieron, o por la razón que sea, están siendo la mano de obra de los trabajos que usualmente los residentes de un país no quieren hacer. Albañilería, transporte, servicios de delivery, atención al cliente, limpieza, etc, etc.

El estigma

  • Es muy triste vivir el día a día del estigma por ser “venezolano”. Tenía años sin vivir esa “incomodidad” en migraciones. Esa incomodidad que se vive al momento de entrar a países que “no nos quieren”. Porque en mi experiencia, hay países donde eres bien recibido, en otros no.
  • Desde el primer momento te sientes señalado, te sientes delincuente de nada. ¿Somos delincuentes de qué? ¿De querer una mejor vida? o como yo ¿de hacer turismo libremente? Si mis lectores investigan, cada vez son mas los países donde no nos permiten entrar sin visa. Como si en la realidad de millones de venezolanos, hubiésemos migrado por placer. Un día, en medio de este viaje alguien me dijo que “no podía permitirse tener sentimientos por mí por ser venezolana”. Porque “sabía que en algún momento mi nacionalidad le podía traer problemas”. Como si ser venezolana fuese un problema. El problema es que nos pusieron etiquetas. El problema es que muchas personas, gobiernos y países nos catalogaron como malos.
  • Somos delincuentes: en muchos países ya lo oí (nadie me lo tuvo que contar – pues mi acento no es venezolano marcado y eso los confunde) que “esos venecos que son unos malandros”, que “los venezolanos son todos unos groseros, odiosos, mala gente”, que “los venezolanos son unos delincuentes”. Que en las noticias dicen: “venezolano hizo x, y, z”. Así que lamentablemente, dentro de la generalización entramos todos. Venezolanos migrantes delincuentes. No voy a negar la realidad de la delincuencia de venezolanos en otros países. Es un problema social grave del que el gobierno venezolano no se va a hacer cargo (no lo hizo ni siquiera en nuestro propio país). Era de ilusos imaginar que la delincuencia se iba a quedar en Venezuela sola y pasando hambre. Y es otra realidad que ellos no iban a migrar a ser mejores en otro país. Salieron a hacer lo que saben hacer, delinquir. Pero diganme una cosa, ¿qué acaso no hay delincuentes de otras nacionalidades?. El problema es la generalización. Es meter a todos en una misma bolsa.

Han pasado casi 7 meses desde ese día en Puerto Montt, y han pasado más de 4 meses desde que empecé el viaje indefinido. Y la realidad sigue siendo la misma, y no solo eso, en cada país es más dura. Es muy triste contarles que en Colombia he tenido que decir que vengo de Argentina, por temor a mi integridad física. Que decidí no ir a Perú porque me vi en el reflejo de la experiencia de un amigo venezolano que fue, y que lo único que recibió fue denigraciones y expresiones de “los venezolanos son todos unos delincuentes”.

Si bien es una queja gritada en el bosque donde casi nadie la va a oír, si quisiera transmitir a mis lectores un poco de conocimiento de lo que como población tenemos que vivir. Que desearíamos que fuese todo por placer, que desearíamos que hubiésemos podido elegir. Pero no.

Es una lucha. Netamente una lucha! Y luchar duele, cansa, y mas si no tienes a nadie que ni siquiera tenga la empatía de entender esa lucha.

Seamos mas empáticos cada día. Por nuestros hermanos venezolanos. Porque puede que un día sea otro hermano, de otro país, y esa persona querría ser escuchada.

No nos tildemos. No nos etiquetemos. Dejemos de decir, es que el venezolano, el colombiano, el argentino, el chileno, etc, etc. Recuerden siempre, buenas y malas personas las hay de cualquier nacionalidad, género, cultura, etc. Eso no va del país que naciste, eso va en la integridad de una persona. Si yo tuviese que autoetiquetarme diría que soy valiente, valiosa, trabajadora, responsable, enérgica, echada pa’ lante. Hoy más que nunca tengo empatía por los que salieron de su país en búsqueda de un futuro mejor, y en el camino les fueron poniendo malas etiquetas.

Hoy más que nunca me dueles mi Venezuela 💔

3 Comments

¿Qué pasa con el amor?

Dunas de Silicio. Antofagasta de la Sierra, Catamarca. Argentina. Foto: El Sr. guía del tour <3

Esa pregunta me la he hecho siempre, más allá de que haya decidido comenzar este viaje o no. Pues seamos honestos, todos tenemos un corazoncito 🥹💜. No me considero una persona muy amorosa en cuanto a parejas se trata, o más bien creo que en el balance de las personas que he conocido, siempre termina por no cuadrarme las cuentas. No creo ser una persona exigente, pero tampoco soy conformista. Y simplemente no han cubierto mis expectativas.

Al momento de decidir viajar, analicé el hecho de que una vida nómada, implicaría probablemente no tener una relación 😩💔. O al menos no una tradicional y si se quiere estable. Pues creo que el amor, o al menos el que a mí me gusta, se trata de construir todos los días, y a distancia podría ser muy complicado.

Entonces me planteé, ¿qué pasa si encuentro el amor? 🥰

Pues seguramente no porque lo haya “encontrado” significa que me voy a quedar con esa persona para siempre o que signifique que tenga que repriorizar mi vida. Significa que como me dijo alguien un día en medio de unos vinos 🍷: “el amor es finito en el tiempo” y por eso “es una decisión de todos los días”. Significará que primero deberá ser lo que yo quiero, y si lo que yo quiero es esa persona y sobrepasa a todos los demás proyectos en mi vida, entonces tomaré ese nuevo rumbo con amor❤️. O también podría significar negociar, replantear 🧐 o balancear los proyectos de la otra persona con los míos. No lo sé. Solo sé que cuando suceda, voy a saber que hacer.

Lo importante es cómo me dijo una gran amiga 👯‍♀️ “amiga, no vas a conseguir al amor de tu vida con el culo pegado al sillón”. Y pues salí a recorrer el mundo, y dejar el sillón. Si en el camino me encuentro con esa persona, pues tengo los brazos abiertos (y la mente 🧠 también) para vivir lo que tenga que vivir✨.

¿Y qué pasa si no lo encuentro? Porque como buena ingeniera 👩🏽‍💻, en el flujograma de la vida existen las decisiones con si/no. Y en el “no”, creo que cada día lo tengo más aceptado (pues ya he vivido muchos años en la soledad del amor de parejas) que puede que no lo encuentre, que prefiera o que decida cada día estar como estoy, y en ese caso, tendré que encontrar otras formas para expresar todo el amor que tengo para dar al mundo.

Porque en definitiva y volviendo al principio, no lo aceptaría por conformismo. Lo aceptaría porque lo quiero desde el alma, y porque elijo a esa persona cada día a pesar de sus virtudes y debilidades.

¿Y tú que preferirías?

1 Comment

Perder mi “estatus”

Es una locura pero parece que a veces somos lo que hacemos y no la esencia de nuestro ser. La pregunta es: ¿sabemos quienes somos? 🧐

Cuando nos presentamos, en un trabajo👩🏽‍💻, en el estudio✍🏽, o en donde sea, decimos nombre, de dónde somos, donde estudiamos y que hacemos en nuestra profesión. Pero nunca decimos que nos gusta, cuál es nuestra esencia✨ o que es eso que nos mueve.

Y cuando pensaba en comenzar este viaje que sin duda representa mucho crecimiento, pero de índole personal o espiritual🧘🏽‍♀️, pensaba: ¿qué va a pasar con mi profesión?, ¿voy a dejar de ser lo que soy?, ¿y qué pasa si dejo de trabajar en lo que hago?, ¿voy a dejar de ser Francy Ruiz la ingeniera de sistemas?, ¿cómo voy a sostener “mi estatus” si estoy viajando?.

Así que comencé a cuestionarme: ¿por qué dejaría de ser quien soy por un viaje? ¿voy a dejar de ser profesional o menos profesional? Y cuando entendí que son solo prejuicios de mi misma, entonces me liberé 🙆🏽‍♀️

Si es cierto que si decido alejarme completamente de la vida profesional, cuando quiera retomar podría llegar a ser difícil pues las tecnologías cambian y el mundo 🌎 evoluciona. Pero hay que entender que no se puede hacer todo a la vez. Y en este momento de la vida he decidido crecer en otro aspecto.

De igual forma y como me dijo un gran amigo “nadie te quita lo baila’o” y el camino que ya recorrí es mío y eso nunca lo voy a perder.

Nunca dejaré de ser (desde mi estatus profesional) la Francy que hace algunos años (ya bastantes debo decir) se graduó de ingeniera de sistemas, que fui auditora y que trabajé en seguridad informática. Pero eso es lo que hice. No es mi esencia.

Yo soy Francy Ruiz, mujer de 31 años, soñadora inalcanzable, que lucha por lo que quiere, que ama a su familia y por mucho a sus hermanos, que cree fielmente que el mundo es un lugar muy hermoso como para conocerlo, que cree que la vida es mas bonita después de un café ☕️ y que es consciente de que la vida es dura, pero que para eso Dios me hizo fuerte y valiente y que siempre puedo lograr lo que me proponga.

Y tú, ¿sabes quién eres?

4 Comments

El arraigo material

Un día en mi departamento. Bolsas etiquetadas: Vender, regalar, vendido.

¿Qué es el arraigo material? 🧐 Según definicion.de Arraigo es: “… el acto y la consecuencia de arraigar: afincarse de modo permanente, afianzarse, ganar firmeza o echar raíces.”

Según la definición de Francy Ruiz, es sin duda ese malestar que se siente cuando te tienes que deshacer de alguna cosa.

El arraigo lo comencé a sentir cuando decidí que quería iniciar este viaje. Cuando comprendí que económicamente no podría sostener a largo plazo una casa en Buenos Aires 🏠 y una vida de viajera 💸. Así que tuve que comenzar a trabajar en eso, poco a poco, decidiendo por dónde empezar, pero enfrentandolo y haciendolo, pues no era una opción detenerme. Yo estaba decidida💪🏽.

Así que empecé por lo mas simple, por las cosas que no tenía necesidad de tener. Y me daba cuenta que cada cosa que vendía o regalaba, era como un dolor, el cual tuve que aprender a reconocer. Me preguntaba ¿Qué es lo que me duele? ¿el objeto? ¿o el valor emocional del objeto?

Y es que aunque no soy una persona muy apegada (al menos eso pienso yo) soltar cada cosa, es como soltar el esfuerzo que hice para lograr tenerlo. Porque lo que sí es seguro, es que mis cositas son frutos de mi trabajo👩🏽‍💻.

Y en esta nueva etapa, cada cosa que tienes es una decisión❗️: vender, regalar, tirar. Si lo vendo implica el precio, la venta, la entrega, etc. Si es de regalar entonces a quién, y si es tirarlo comprende asumirlo. Y este último caso fue más difícil porque nadie más lo usaría, pero hay que ser honestos: a veces tenemos una olla que da pena siquiera regalarla 😂 e irónicamente es lo que más valoramos.

La ropa 👗👠 es algo en lo que aún trabajo puesto que hace parte de mi identidad. De esa Francy que vino a la Argentina con no mas que algunas mudas de ropa para trabajar y una campera de invierno, a la Francy que pasó por mucha ropa regalada pues en mis inicios en ese país no tenía dinero para comprar absolutamente nada, a la que finalmente construyó su propio closet, siendo mío, con mi identidad y con mis gustos.

En definitiva se preguntarán, ¿cómo lo he solventado? Creo que no se solventa pues en definitiva es una pérdida de algún modo. Sin embargo, encontré en el ejercicio del agradecimiento🧘🏽‍♀️, la alegría de soltar. Comencé a dar gracias, gracias a esos objetos que me han acompañado, que tuvieron una utilidad en mi vida y que hicieron parte de un proceso por el cual debía pasar.

Yo creo que lo material se puede recuperar, y siempre se puede volver a tener de la forma en la que seamos actualmente, pues creo fervientemente que siempre somos diferentes ya que nuestros gustos cambian.

Sin embargo, la vida es algo que no nos espera🕝💫

Mi aprendizaje y lo que les dejo bajo la experiencia, es que realmente no es fácil soltar, aunque parezca muchas veces absurdo. Pero… ¿dejarían de hacer lo que realmente quieren hacer de sus vidas por algunos objetos?

Leave a Comment

Aprendiendo a soltar

¿Cuántas cosas hay que soltar para empezar a vivir lo que quieres vivir?

Ideales, percepciones, estilos de vida… ¡Tantas cosas!

En particular, la idea de iniciar este viaje siempre la percibí como contrapuesta a esos “otros ideales”. Esos que también rondan en mi cabeza y que a veces también quisiera vivir. Como tener un lindo auto🚗, o porque no una casa🏠, o un perrito🐶, o en mi caso un lindo gatito🐱.

Pero como todo, hay que arrancar, hay que dar el primer paso 👣, hay que caminar para luego correr. En esos primeros pasos cuando comenzó el viaje, en mi casa, en mi sofá, comencé a soltar algunas cosas:

Solté la vaga sensación de que “debía” terminar una maestría. Para ponerte en contexto, estudié una maestría en Tecnología de la Información y Comunicaciones, sin embargo no terminé la tesis. Siempre lo dejaba pasar, siempre “estaba ocupada” para dedicarle tiempo, hasta que un día me cuestioné: ¿la necesito? o ¿eso me hace feliz? y dado que la respuesta era “no”, entonces cerré ese ciclo.

Solté mi estatus: Siempre llevé con orgullo mi título de ingeniera👩🏽‍💻, representado por un anillo de oro que me recordaba cada día “quien era”. Fue interesante dejar de lado un anillo “de grado”. Soltar ese ideal de que la carrera o de que la profesión es mi vida, es parte de sentirme mas liviana. Es parte de sentir que no soy lo que una profesión dice, sino mucho más que eso.

Solté la materialidad. Esa sensación de que al comprar más cosas eres más feliz. Cuando aprendí que con lo necesario estaba bien, me sentía bien, y que lo material solo cubría unos minutos de felicidad esporádica, pasajera, fue cuando ya no me provocó gastar – o malgastar – el dinero que podría ahorrar para lo que realmente quería.

El anécdota es que hay que soltar esos ideales puesto que todo no se puede vivir al mismo tiempo. Es difícil decidir tomar un camino, que inherentemente es contrapuesto a otro. Sobretodo porque en este proyecto, no existen las garantías de nada. Solo existe la garantía de lo desconocido.

Como dijo Thoreau “Ve con confianza en la dirección de tus sueños. Vive la vida que has imaginado”. Pero para hacer eso, hay que dejar algunas cosas atrás, para tener las manos libres con que recibir lo que el universo 💫 tenga preparado para ti.

Leave a Comment

Los ideales y los ideales posibles

Redactado el 13/12/2022

Lago Todos los Santos, Puerto Varas, Chile. Foto: Francy Ruiz

Los ideales, y los ideales posibles: frase célebre de mi psicóloga. ¿De qué se trata esto? ustedes pensarán 🧐

Pues sucedió que el viaje comenzó con el ideal de “Francy en Italia”, “Francy en Francia”… Anywhere, Francy recorriendo Europa. Y comencé un día a hacer mi investigación👩🏽‍💻✍🏽: que países ir, cuales de esos países eran mas/menos costosos💵, idiomas, documentación🪪, espacio schengen, espacio no schengen, visados, visados por ser venezolana, visas de nomadismo digital, que hacer con mi trabajo, si lo dejaba, sino lo dejaba, y si lo dejaba: ¿como ser freelancer? y si iba a ser freelancer ¿de qué?, o si mejor hago voluntariado, si hago voluntariado ¿en dónde?, estudiar otros idiomas en paralelo, etc, etc, etc.

Mi cabeza cada día era la amenaza de que en cualquier momento explotaba🤯. No había arrancado y ya sentía frustración, pues organizar un viaje a un continente desconocido, requiere tiempo ⏱, dedicación ✍🏽 y ganas 💪🏽 (nunca he sido buena organizando viajes pues me gusta la improvisación). Costos de viaje y que hacer con el dinero puesto que es limitado, los idiomas me aterran y siempre he sentido frustración sino es que un poco de vergüenza respecto a mi inglés. Eso sin pensar que no sé una letra en francés ni ningún otro idioma. Temas de visados ni hablar, mi cartel de venezolana me pone el asunto mas difícil de lo que ya es. Y si pensaba en nomadismo digital, representaba el ¿como probar mi devengamiento de ingresos? sino tengo ingresos como freelancer y no sé que hacer como freelancer, y por otro lado, si dejo el trabajo ¿como vivo? 😅 Y en cuanto al voluntariado, implicaba entender o asimilar el como soltar todo por hacer voluntariado y vivir de mochilera.

Todo eso y seguramente más, pasaba por mi mente, me pesaba, ¡no podía avanzar! 😓 hasta que un día la Sra. Alejandra me dijo: “Francy, existen los ideales y los ideales posibles”, lo que significa que tienes que vivir con tu realidad, pues esa no la puedes cambiar. Ajusta tu proyecto🔧 , revisa sino es demasiado grande y mas bien debes dividirlo en proyectos más pequeños.

En paralelo aparecía el monstruo de las dificultades laborales, y con ello mi primer pensamiento de dejar el trabajo, de esos pensamientos que nacen desde la rebeldía. Y fue allí donde hubo un primer click de hacer algo como un viaje, pero alcanzable en el mismo año en el que nació la idea (en 2022). Y así dio vueltas y vueltas por mi mente, hasta que esa idea se fue transformando en un país cercano, mismo idioma, mismo trabajo, pero viviendo los demás retos. Una prueba piloto. Tenía muchas ganas de contárselo a alguien, así que invité a una gran amiga a casa 👯‍♀️, a tomar vino 🍷 y a poder desahogarme, a escuchar en voz alta mi propia idea y que ella me la refutara.

Y aquí estoy, redactando esto en un hostel en Puerto Varas en Chile🇨🇱 . Demasiado feliz de conocer tantos paisajes bellos 🗻, de encontrar culturas diferentes, conocer otras personas, despejar mi mente, ver otras realidades, y vaya usted a contabilizar la cantidad de cosas que he aprendido en estas cuatro semanas. Viviendo un ideal posible, o al menos más a corto plazo. El que me hace pensar ¿porque no seguir en Latinoamérica?, ¿porque no cumplir primero otros sueños?

Porque en definitiva sé que mi proyecto lo voy a cumplir, pero el aprendizaje es que siempre podemos ajustarnos, readaptarnos, mirar otros horizontes y dejarnos asombrar de eso que no planeaste tanto y que resultó sorprenderte de la misma forma ✨

Pues el viaje no es solo al lugar que vas, es el camino que recorres en tu mente🧠, cuerpo 🙆🏽‍♀️ y espíritu🧘🏽‍♀️.

Leave a Comment

¿A dónde quiero llegar?

Un día estaba en el centro, pasé por una papelería y me compré un mapa mundi 🗺 . Le di algunas vueltas, repasé algunos países. Me pregunté, ¿a dónde quiero llegar? pero la respuesta a ese lugar no estaba presente en ese mapa. Entonces me dije: el lugar ¿es netamente geográfico? Y allí, analizando un mapa, entendí que la respuesta era “no”, el lugar no es un lugar, es un conjunto de muchas cosas.

Culturalmente quiero llegar a recorrer mucho mundo. Conocer geografías, historias, gente, culturas, corrientes de pensamiento, idiomas, comidas, etc. De cada continente 🌎🌍🌏, de cada rinconcito del mundo, conocer un poco de todo lo que Dios nos dió (porque tengo la meta de conocer cada rinconcito del mundo, o al menos hasta donde yo me sienta feliz, conforme y con la satisfacción de que está bien para mí).

Eso me lleva sin lugar a dudas a los demás aspectos: pretendo sin lugar a dudas, o volverme políglota y sino, menos ignorante con los idiomas. Pretendo ser cada día mas adaptable, pues sé que muchas cosas seguro no me gusten, seguro no las entienda. Pretendo tener cada día la mente más abierta, para comprender mundos tan distintos al mío. Pretendo perder mi miedo por la comida picante 🌶 😂

Pretendo encontrar ese lugar donde hacer stop: ayudar a alguien, no importa el como. Retribuir al menos un poquito a este mundo que tanto me ha dado. Hacer genuinamente feliz a alguien y porque no, a muchas personas. Me veo en algún lugar de Africa, en India o en Bangladesh. Y sé que son realidades completamente diferentes, y temo que me duelan o me impacten, y sin embargo, no me importa. Quiero aprender, quiero ayudar, quiero inspirarme para encontrar en esa ayuda, el conocimiento de cómo ayudar también en las calles por las que seguiré transitando el resto de mi vida.

Y con todo eso, identificar si algo me mueve el piso, si me inspira. En la medida de que vaya encontrando cada uno de esos aspectos, entonces sentiré que iré cumpliendo mi meta (o al menos eso creo).

Allá, a esos lugares quiero llegar. A veces tan lejanos, a veces tan intangibles. Pero allá! en algún momento será. Tengo fe en que así será.

Leave a Comment

Jujuy: un viaje inspirador

Mi arribo a la Serranía del Hornocal. Jujuy.
Mi arribo a la Serranía del Hornocal. Jujuy 2019.

Muchas veces los viajes comienzan cuando uno menos se lo espera. Era el 2019, y ese fue el año en que pude por primera vez tomarme unas vacaciones por 15 días consecutivos. Así que decidí hacerlo con todo! Me planeé dos semanas, dos destinos completamente diferentes.

La primera semana era Jujuy, la segunda semana Bariloche. Norte y sur. Desierto 🐪 y montaña 🏔 . Calor 🥵 y frío 🥶. Con recursos más, recursos menos, arranqué mi viaje. Como pude y con el conocimiento adquirido, llegué a un pueblito llamado Tilcara, centro de todos esos lugares hermosos a conocer. Y ese primer día, en el Farolito Hostel, sentí una energía como nunca antes: el recibimiento de la gente del hostel, la vibra del lugar, el paisaje, el clima, todo era grandioso! Era la primera vez que me hospedaba en habitación compartida. Allí conocí a una alemana que hacía su primer viaje a Suramérica antes de comenzar sus estudios universitarios, a una cordobesa que vino a correr en una maratón en las salinas grandes 🏃🏼‍♀️, a un polaco que aprendió a decir “un poquito” 🤏🏽 conmigo (a propósito de que yo le dijera que solo “un poquito” de wiskhy). Y muy especialmente conocí a un argentino, viajero y mochilero: me contó su idea. Había dejado su trabajo y su casa, para recorrer Argentina, Bolivia, Perú y Brasil. Con el aprendí que significaba ser voluntario (era voluntario en aquel entonces en el Farolito), como hacía dedo, sus sueños, sus miedos, sus momentos de alegría y de tristeza, sus inquietudes, lo que quería resolver. Yo solo lo escuchaba, quizás con un poco de admiración, quizás otro poco con intriga 🧐, pues muchas de sus historias las escuché, pero no las comprendí. Así pasaron los días, compartiendo experiencias, o más bien, yo aprendiendo de otros. Luego de una semana hermosa en Jujuy, tuve que partir a Bariloche, donde conocí hermosos lugares, montañas, comidas y personas. Pero mi mente seguía en Jujuy, en eso que aprendí, en aquellos que conocí. En eso que quedó resonando en mi corazón♥️ . Hasta que se fue apagando… apagando.

Volviendo al 2022, por esas fechas de mayo y junio, y luego de que le diera mil vueltas a mis pensamientos, los que describí en mi anterior post, vino el momento de plantearme ¿realmente voy a hacer un viaje?, y si es sí ¿a dónde voy a ir?, ¿a dónde quiero llegar?, ¿cuál es el propósito?, ¿me gusta realmente hacerlo?, ¿o solo estoy escapando?

Y en ese entonces, resurgieron mis recuerdos de Jujuy. Recordé ese viaje como si hubiese sido el mismo día. Por esos días fue cuando comprendí realmente a mi amigo argentino, desde el alma🤍. Porque pasé a estar en sus zapatos, a sentir las mismas dudas, las mismas inquietudes. A entender porque salió tan lejos a resolver algo que le resonaba en su corazón.

¿Cuánto puede influir en nosotros las acciones de otras personas? ¿Cuán inspiradoras pueden llegar a ser? Esa es mi reflexión de este post. Muchas veces no sabemos cuánto podemos repercutir en otros, así que siempre vayamos por la vida tratando de ser nuestra mejor versión. No sabemos cuándo le toquemos el alma a alguien.

Leave a Comment

Mi viaje: ¿Cuándo comenzó?

Estaba un día, después del trabajo sentada en el sillón 🛋 de mi departamento. Esos días en que estás viendo una película, pero sin realmente ver nada. Con los pensamientos flotando 💭 en cualquier parte, sin ningún tipo de concentración.

La vista desde mi sillón. Siempre Shrek, por supuesto.

Me sentía aburrida, me sentía encerrada. Y me pregunté, ¿salgo un rato al bar de la esquina? -no. ¿le digo a mis hermanos que vengan a cenar? -no. ¿me voy a dormir? -no. Todo no, no no. ¿Qué quería? me sentía como cuando vas a buscar “algo rico” a la nevera, pero no lo consigues. Porque no es hambre lo que tienes, es antojo. Es saborear algo dulce, en medio de la rutina normal e insípida de lo que llamamos “comer sano”.

Así me sentí. Sintiendo que tenía lo necesario, pero aún así me faltaba sabor.

Claramente, en esto de la mente, de las emociones, hay que trabajar. No es algo que se puede resolver en un día. Pero no lo dejé pasar, lo mantuve allí, pensándolo, ¿por qué me siento así?

Y así como en muchas otras situaciones de mi vida (espero dedicarle un post a contarles), hice la misión descarte. Porque muchas veces no sé lo que quiero, solo sé lo que no quiero 😩.

Así que comencé a descartar, lo más simple, lo mas… ¿superficial?

Me pregunté: ¿quiero un auto? 🚗 y no habían pasado dos horas cuando declaré que no. Que pereza tener un auto: no se conducir, no quería invertir tiempo en conducir, no me llama la atención tampoco. Que si sacar los papeles del auto, el mantenimiento, el seguro, el pato y la guacharaca. No, no, no. Eso no es para mí – al menos no en este momento de mi vida.

Siguiente pregunta: ¿quiero una casa? 🏠 y de esa pregunta solo obtuve otras miles de preguntas. ¿en donde tendría una casa?, ¿en Buenos Aires?, ¿por qué en BA y no en otro lugar?, ¿y como quiero que sea mi casa?, ¿me gustaría una casa o un departamento?, ¿y realmente la necesito?, ¿y que pasa si un día me quiero ir?, ¿una casa me podría arraigar más?, ¿y que pasa si yo la quiero diseñar?, ¿tendré que conformarme con “lo que consiga”?. Y así podría describir muchas más preguntas, que por mucho llegué a un “no” o un “no se” como respuesta. Otras ni siquiera puedo pensarlo aún.

Siguiente pregunta: ¿quiero una familia? 👨‍👩‍👧‍👦 pfffff no lo sé. El concepto de familia es algo en reconstrucción para mí.

Así que bueno, convengamos que esas son las tres preguntas básicas, superficiales, y comúnmente conocidas dentro del ámbito de la cultura donde fui criada. Porque en el concepto prehispánico del logro de una persona están esas tres cosas. La casa, el carro, los hijos y el perro.

Así que allí comenzó mi viaje, en la incomodidad de no saber qué quiero para mi vida. En el entender que las cuatro paredes de mi departamento no iban a resolver mis dudas. En que iba a tener que salir allí afuera, en búsqueda de algunas respuestas, que irónicamente están dentro de mi, pero hay que buscarlas. En que hay que escuchar a alguien mas para que te resuene a ti, hay que mirar con los ojos de otro, para que lo veas diferente. Hay que ir poniendose el zapato del otro para entender otras posturas.

Sabiendo que algún día partiría en esa nueva búsqueda, arrancó mi viaje: mi viaje interno. A lo desconocido de mi misma, para afrontar siempre con valor las decisiones que fuese tomando.

Leave a Comment